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El Radar

Un instrumento irreemplazable cuando se lo conoce a fondo

El radar (Radio Detection and Ranging) es un preciso instrumento para la determinación de distancias mediante ondas electromagnéticas. Su sistema está basado en la medición del tiempo que transcurre entre la transmisión y el retorno de una señal electromagnética reflejada por un blanco. Permite la visualización instantánea y continua de todo nuestro contorno así como también la de la costa y los eventuales peligros. Es de fundamental importancia en zonas de mucho tránsito, con mal tiempo o en recaladas nocturnas, pues en estas condiciones es el único instrumento que nos permite visualizar obstáculos y obtener líneas de posición, esenciales en la navegación por aguas restringidas. Puede ser usado tanto de día como de noche y en cualquier condición meteorológica, aun con visibilidad nula.
Su funcionamiento se basa en la emisión continua de pequeños haces de energía electromagnética en un ángulo de 360° por medio de una antena rotatoria. Cualquier objeto que se encuentre en la trayectoria de estos haces reflejará parte de esta energía hacia la antena. Dado que los pulsos transmitidos y sus ecos viajan en línea recta a una velocidad uniforme, se puede establecer la marcación relativa y la distancia a los objetos reflejados.
Un factor determinante en la perfomance de un radar es la altura de la antena. Existen dos tipos de antenas: las abiertas y las cerradas, conocidas como Radome; estas últimas son más apropiadas para las embarcaciones deportivas por estar más protegidas. Debido a la curvatura de la tierra, la antena tiene que estar lo más alta posible para poder "ver" sin inconvenientes en escalas mayores. En los veleros se la puede instalar a media altura del mástil adecuadamente protegida, aunque esta opción es muy discutida porque queda expuesta al rolido y a la escora. Hay otras dos alternativas: montarla sobre una base cardánica o instalarla sobre una torreta afirmada sobre el balcón de popa. Si bien en este último caso estará a baja altura, al no estar tan sometida a los movimientos propios de un velero de poco porte permitirá que la imagen de la pantalla sea más clara. Si la instalación se hace en un crucero el mejor lugar es el fly, en lo que se conoce como "arco radar", pero aquí hay que tener especial cuidado: la antena debe estar lo suficientemente alta con relación a las personas que por allí circulen ya que las microondas que irradia son extremadamente peligrosas.

EN FUNCIONAMIENTO
Al accionar el pulsador se ilumina el panel de control y comienza el proceso de encendido. Luego de 90 segundos aparece el mensaje "ST-by" (standby) y el equipo ya está listo para operar. Una línea luminosa se extiende desde el centro de la pantalla, que señala la posición de la embarcación, hasta el borde; representa la dirección del haz emitido y gira continuamente barriendo los 360° o, lo que es lo mismo, el horizonte. Cuando la energía irradiada desde la antena toca un objeto, vuelve un débil eco que es amplificado y produce un punto en la pantalla. La distancia desde el centro de la pantalla hasta dicho punto indica la distancia de la embarcación al blanco. El brillo del punto decaerá progresivamente en intensidad hasta que el haz incida de nuevo.

Los radares tienen una escala de distancias del centro al borde, entre las cuales podemos seleccionar la que más se adecue a nuestro propósito. Las opciones son: ¼, ½, 1, 2, 4, 8 y 16 millas náuticas. Esta es la escala típica para los equipos de uso costero, que son los comúnmente instalados en las embarcaciones deportivas. Las distancias más cortas son utilizadas en canales angostos, entradas a puerto, aguas restringidas o navegación de cabotaje mientras que las más largas sirven para la detección a gran distancia, como sistema de alarma temprana o bien para ubicar la posición de recalada o de otras embarcaciones.
Un radar nos permite realizar mediciones de marcación y distancia. Alrededor de la pantalla se encuentra un anillo o círculo azimutal graduado de 000° a 360°, con el cual podremos establecer marcaciones relativas o demoras. La distancia al blanco se determina con los anillos fijos que aparecen en número de dos o cuatro según la escala elegida, y cuyo valor se indica en el borde superior izquierdo de la pantalla, o bien con el anillo de distancia variable (VRM). Este simplemente se debe ajustar hasta que se encuentre por encima del blanco elegido y entonces se podrá leer en la parte inferior de la pantalla el valor en millas que indica la distancia entre el blanco y la embarcación. Para determinar una marcación basta con desplazar la línea electrónica de curso (EBL) y posicionarla encima del blanco. La alarma permite crear una zona de guardia en la distancia y marcación deseada: cualquier blanco que aparezca y quede dentro de esa zona la activará.
Aun un operador radarista experimentado puede encontrar dificultades en la correcta interpretación de la imagen. Sólo por medio de la capacitación, la experiencia y el conocimiento del equipo se llegará a diferenciar una boya de una embarcación de poco porte o a distinguir las dimensiones reales de un blanco en función del tamaño relativo del área señalada en la pantalla.
Es importante también que el operador sepa diferenciar los distintos tipos de blancos, que se clasifican en cuatro niveles de acuerdo con su intensidad. Los ecos más brillantes corresponden a construcciones sólidas y grandes, buques con casco de acero y escolleras. La detección de las embarcaciones menores, especialmente las construidas con materiales como madera o PRFV, es difícil y dependerá de la habilidad del operador para ajustar el equipo e interpretar los ecos que muestra la pantalla. Los blancos de tierra o costa por lo general son fáciles de reconocer por su brillo, tamaño y estabilidad. Las boyas y balizas suelen poseer pantallas reflectoras, lo cual facilita su visualización por el equipo; no sucede lo mismo con los faros, cuya forma cilíndrica no permite un buen rebote.


Sus principales componentes


Transmisor. Es un oscilador que produce ondas de energía electromagnética. Generalmente se utilizan frecuencias muy altas que van de 3000 a 10000 Mhz.
Modulador. La emisión de pulsos por parte del equipo no es continua: se enciende y se apaga de 500 a 3000 veces por segundo, lográndose así el envío de pulsos en el orden de un microsegundo o menos. El modulador se encarga de esta función vital.
Antena. Es una estructura utilizada tanto para la transmisión como para la recepción de la señal. Es altamente direccional y capaz de rotar. La velocidad de rotación ronda las 24 rpm en sentido horario.
Receptor. Consiste en un circuito electrónico que amplifica las señales que llegan a la antena con potencia muy reducida y las demodula para su posterior presentación en la pantalla.
Indicador. Es el encargado de presentar la información en una forma posible de ser interpretada. Esencialmente consiste en un tubo de rayos catódicos (CRT) o en pantallas de cristal líquido (LCD).


Falsos ecos. Son aquellos que aparecen en un área de la pantalla que no corresponde a ningún blanco. Algunos pueden reducirse o eliminarse. Es importante que el operador los distinga para no confundirlos con ecos reales.
Ecos múltiples. Son los que aparecen detrás de un blanco grande. Se producen por lo general en escalas pequeñas y se los puede reducir o eliminar disminuyendo la ganancia.
Ecos de lóbulos laterales. Se producen cuando la energía irradiada por la antena es contenida dentro del haz de exploración. Aparecen en distancias cortas y en blancos grandes, a ambos lados del eco verdadero y a la misma distancia.
Sectores ciegos. Son producidos por objetos altos, tales como chimeneas o buques de porte. Detrás de ellos no se detectara ningún blanco a distancias cortas, aunque sí blancos grandes ubicados a mayores distancias.
Interferencia de radar. Tiene lugar cuando en las proximidades opera otro radar. Es muy frecuente en las zonas de tránsito mercante o en las proximidades de un puerto. Se presenta como un gran número de puntos brillantes dispersos en la pantalla de manera aleatoria o en una línea que va desde el centro hacia los bordes. Son fácilmente identificables porque no aparecen en el mismo punto en los sucesivos barridos de la antena.

Si conectamos al radar otros equipos (como GPS, ecosonda o piloto automático), incorporaremos funciones muy útiles para la seguridad en la navegación. Por ejemplo, podemos representar un waypoint o una ruta en pantalla y veremos entonces todos los obstáculos que existen alrededor en dimensión y tiempo reales. Si el radar está comunicado con el autopiloto, cuando detecte obstáculos en la derrota le avisará y le ordenará un cambio de rumbo. Las posibilidades son muchas pero siempre será necesario que las interfaces de los equipos a conectar sean equivalentes entre sí.

Alejandro D. Kalfayan © Todos los derechos registrados